viernes, 20 de enero de 2012

El urbanismo rimbombante

*Publicado en el Diario de Ferrol, 2010.

En los últimos tiempos, parece que la fuerza de las palabras puede con la fuerza de los hechos. Así, el esfuerzo por comunicar y trasladar a los ciudadanos atractivas políticas y actuaciones públicas, dejan habitualmente en un segundo plano la realidad de la gestión diaria.
Sin embargo, tal estrategia puede ser un arma de doble filo, especialmente cuando la realidad de las cosas sea tan palmaria y grotesca que los ciudadanos acaben llegando a la conclusión que ese esfuerzo comunicador de los poderes públicos no es más que una burda tomadura de pelo.
Parece que este es el caso de algunos de los últimos proyectos del Área de Urbanismo del Concello de Ferrol. Así, se anunció profusamente que las obras de rehabilitación y humanización de las Carreteras de Castilla y Catabois, supondrían la construcción de sendos bulevares. Ante tal perspectiva, estoy seguro que todos los ciudadanos estábamos expectantes. La realidad es que el afamado bulevar, se trata de la misma calle con unas aceras algo más anchas y algún que otro árbol y mobiliario urbano. Primera decepción.
En segundo lugar, se anunció que en la primera manzana de la calle de la Iglesia, en su intersección con la cuesta de Mella, se emplazaría una lanzadera para dar servicio a los autobuses urbanos. Mi sorpresa llegó cuando tal lanzadera, no era más que un espacio pintado de color amarillo en la referida manzana. Segunda decepción.
Por otra parte, se comenzó a hablar a las obras que con cargo al célebre Plan E, se iban a llevar a cabo en la parada de autobús situada delante de las oficinas principales de Correos, estableciendo allí un Intercambiador. Deseoso de conocer la naturaleza de tan novedoso proyecto, seguí con atención las obras, descubriendo que el célebre intercambiador no era mucho más que una marquesina de autobuses algo más grande de lo habitual. Tercera decepción.
Por último, ha habido un proyecto largamente anunciado, y que atendiendo a su nombre, superaba a cualquier otro en legítimas expectativas de los ciudadanos. Me estoy refiriendo al proyecto de convertir las manzanas del Barrio de la Magdalena en supermanzanas. Visto el resultado, parece que hablar de supermanzanas  por el hecho de poner unos bancos de dudoso gusto y unos maceteros, parece algo pretencioso, aún cuando para el gusto de alguno, podamos estar ante superbancos o supermaceteros. Cuarta decepción.
Atendiendo a los resultados, creo que los ciudadanos debemos preguntarnos si es necesario que nos vendan con tanta vehemencia, que se construyan aceras más anchas, se amplíen las marquesinas o se doten nuestras calles con mobiliario urbano. Lo que debería ser lo habitual, se nos vende como grandes logros y bajo llamativas etiquetas, y tal vez deberíamos preguntarnos el por qué de tal actuación. Decepción acumulada.

Cristóbal Dobarro Gómez
Abogado.

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